7 de febrero de 2010

4-5 febrero 2010: Comienza la aventura (NUEVO!)

Salimos con más pena que gloria de casa, sin haber dormido nada o unas pocas horas, y tras haber envuelto las maletas cual chopped que será el alimento de cada día.

La tensión que llevábamos por facturar el equipaje quedó dispersada después de que una operadora con mucho sueño nos lo arreglara todo para mandárnoslas hasta Auckland. Primer objetivo conseuido, íbamos a poder desembarcar tranquilos del vuelo Madrid-Barcelona, que tardaba en despegar. El vuelo aterriza a las 8.15, le echamos un ojo las cintas de las maletas para corroborar que no han salido, y en el mostrador de Singapur Airlines nos activan el check-in online que el primo llevaba. Va todo bien…

A las 10.00 hora española montamos en un peazo avión mucho más grande que cualquier otro en el que hubiéramos montado. La primera sensación tras ver los asientos de la clase bussines es de los ojos como platos por el tamaño del sillón-cama que tienen. Nuestros asientos son más pequeños, evidentemente, incluso un poco más de lo que esperaba, Vienen equipados con enchufe a 110V, la típica toma de auriculares y una pantalla plana de 11” con su mando para poder acceder a multitud de juegos, películas, documentales, libros, programas para aprender idiomas, música y la posibilidad de conectar nuestras propias memorias (aunque acabamos de comprobar que solo podemos reproducir audio). El espacio para las piernas es amplio, con reposapies, y asiento reclinable aunque poco. Lo que más me gusta es que tanto en nuestra pantalla como en la del fondo del avión hay una reproducción sobre mapa tipo google earth con el recorrido del avión, incluso la orientación del aparato. E información sobre altitud, temperatura, velocidad del vuelo, distancia recorrida, hora de destino, hora de llegada, y lo peor: lo que nos queda por recorrer. Pero la primera escala solo son 70 minutos, hasta Milán.

Durante el recorrido ya nos empiezan a agasajar, nos dan el menú de este vuelo, con aperitivos, menú de comida, bebidas, más aperitivos y desayuno. Estarán continuamente pasando ofreciéndote bebida, y cada cierto tiempo pues con snacks, sandwiches (el primero hecho en Valladolid, por cierto), etc.

La comida muy bien: una tarrinita con pasta con jamón, un panecillo con mantequilla, unas crackers con queso blanco, a elegir entre pechuga de pollo con verduritas y champiñones y tortilla o ternera guisada a la pimienta con verduritas y arroz frito. La verdad es que muy rico que estaba. Y de postre un pastelito rico, y un café o un té, pero el primero que me tomé me dejó tocado, no arriesgo.

Y lo dicho, aquí seguimos viendo cómo se va reduciendo el tiempo hasta nuestro próximo destino, un tanto agobiante porque tras intentar dormir algo al despertar descubres que aún te quedan 10 horas de vuelo, y que al aterrizar en 50 minutos te montarás en otro avión similar frente a otras tantas 10 horas.

Y es que, qué grande es el mundo por dios! es una lástima que casi todo el viaje ha sido con nubes y sol de frente porque no hemos podido ir viendo por donde pasábamos: Sofía, Montenegro, Turquía, Israel, Damasco, Dubai, Bahaerin, Arabia Saudí, Bombai… Ahora son las 20.10 hora española, viajamos a 1000 km/h 10.600 m sobre la India, es de noche, la primera noche de las dos que nos encontraremos en nuestro VUELO…

Se hace realmente interminable. En Singapur el trasbordo se hace relativamente rápido y sin problemas, hemos podido conectarnos a internet. Estamos ya muy cansados, y en el vuelo nos siguen dando comida, nuestro estómago no admite más. Nos dormimos unas horas que hacen que el vuelo sea más llevadero. Volamos sobre el basto desierto australiano, con dunas y formas extrañas en su superficie.

Tenemos que rellenar un cuestiorio de entrada al país neozelandés en el que tenemos que declarar si llevamos o no ciertas cosas que no puedes introducir en el país, como comida, semillas, ornamentos hechos con partes animales o vegetales, y si llevas botas de senderismo, material de acampada, elementos de pesca o submarinismo, etc así como declarar cuál es tu trabajo actual, si has estado trabajando con animales o en alguna granja, y dónde has estado últimamente. Vamos que te van metiendo miedo.

Yo a estas alturas estaba jugando a los juegos del avión y me quedaba dormido literalmente moviendo el mando, o entre tirada y tirada. Ha sido curioso cuando una hora antes de llegar Dani ha dicho que podíamos dormir un ratito antes de llegar, y los tres sin mediar más palabra nos hemos quedado sumidos en un profundo sueño.

Por fin tocamos suelo en las antípodas españolas, y ahora toca la tensión de la entrada al país. Según desciendes del avión ya vas viendo intercalados los carteles de bienvenida muy bonitos, con los que te avisan de que o declaras, o pagas o dejas tus objetos que no puedes introducir.

Antes de poder recoger nuestras maletas pasamos por el control de inmigración. Primeras tensiones en una cola interminable. Viajamos juntos, pasamos por los controles junto. Como no hemos puesto dirección de residencia en la isla nos pregunta que qué vamos a hacer: “motorhome for 2 weeks” y que dónde vamos a pasar la noche. Pasamos sin mayor problema.

En la siguiente puerta nos encontramos con nuestras maletas saliendo a la cinta. Nos parece increible que hayan llegado aquí sin problema, estamos asombrados. El siguiente paso será pasar la aduana. Como hemos declarado las botas de montaña pasamos por la puerta roja de elementos sospechosos. Nos preguntas si llevamos “foof” y si tenemos “boots” anda, que las palabras podrían ser más diferentes. Pero no hemos tenido problema.

Nos enfrentamos a la zona donde te abren las maletas, y ya ves alguna persona con las botas chorreando dentro de una bolsa plástica. Solo se preocupan de las botas, con las de Dani y con las mías no hay problema, pero las del primo se la llevan a limpiar. Sin mayor problema, un desinfectado y listo.

La siguiente prueba es la de los rayos X en la maleta. Y aquí vienen las primeras tensiones, porque una mujer maorí con malas artes nos echa a Dani y a mi para atrás y nos manda de nuevo a pasar los controles. Intento explicarla que ya los hemos pasado, y tras una discusión bastante tonta le digo literalmente “ya hemos pasado el control” a lo que me mira con mala cara. Menos mal que Dani estaba alli y me dice que nohay problema,que pasamos de nuevo. El asunto debía ser que el OK solo lo llevaba escrito el primo en su tarjeta, y que no nos lo había escrito en las nuestras. Así que de nuevo a pasar la revisión de las maletas.

Y como no, surgen más problemas, porque me encuentran el haki que llevo mugroso. El tio (otro diferente) lo coje con asco, lo inspecciona, lo aprieta, y Dani dice “rice”, noooooo “it’s plastic"!” a lo que el tio asevera y seguimos sin problema.

Con los rayos X ya no hay problema así que por fin estamos fuera, legalmente, con nuestras maletas, reventados deseando llegar al hotel. La agencia nos pagaba un taxi hasta el hotel, pero no teníamos ganas de estar llamando, así que cogemos el primero que encontramos.

Momento de la noche cuando el primo se fue a montar con el conductor, por la puerta del conductor!! jajaja, que aquí conducen por la izquierda, con el volante a la derecha!.Nos lleva hasta el Hotel, con las primeras rayadas sobre cómo conducen aquí, y el tipo del hotel para registrarnos nos pregunta la altura… en fin, a dormir que mañana prosigue la aventura.

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