6 de enero de 2013

El Calafate - Parque Nacional de los Glaciares Sur

Seguimos apreciando el negocio qué se maneja en este país con los turistas. La receta es sencilla: cobrarles por todo. Si quieres salir del aeropuerto, tasa, si quieres navegar el canal, tasa , si quieres viajar en autobús, tasa, si quieres visitar el Parque Nacional, tasa.
Así llegamos y nos estamos moviendo por El Calafate, la entrada al Parque Nacional de los Glaciares.
Con esta circunstancia quizá no te esperes que esto sea a secarral árido, pero los Andes se cobran un alto precio: las precipitaciones quedan del lado chileno o sobre las montañas, y al otro lado queda una planicie árida con precipitaciones anuales qué apenas sobrepasan los 150 mm. A pesar de ello al norte de la ciudad se extiende el mayor lago del país, el Lago Argentino, una enorme masa de agua continental proveniente del vecino campo de hielo patagonico.
A sus aguas acá las llaman leche glaciaria, debido a su color blanquecino que con la luz se torna en colores turquesa debido a las partículas en ella disuelta.
Junto al lago se encuentra la laguna Nimez, un Área de Importancia para las Aves (IBA) donde se cobra 34 pesos (6 € destinados a la conservación) por visitarla. En ella podemos observar buena parte de la avifauna de la región: cauquenes, pato creston, bandurrias, gavilan ceniciento, rayaditos, patos buceadores.... Pero sin duda los más llamativos son los cisnes de cuello negro y los flamencos australes.

Pero el verdadero atractivo de esta zona son los glaciares. Nos encontramos en el tercer sistema de hielo más grande del mundo, después de la Antártida y los hielo de Groenlandia y Siberia.
Del hielo patagonico sur el glaciar más conocido es el Perito Moreno. Esto es así por tres circunstancias:

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Se encuentra en un equilibrio dinámico, por el cual no está retrocediendo. La pérdida de hielo en la zona de ablacion se ve compensada por la creación de hielo con las nevadas en la zona de generación. De este modo el glaciar está conservando la posición de su frente.

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Este frente sufre un fenómeno único en el mundo: la fractura. El frente, de 4 a 6 km de ancho choca contra la Península de Magallanes, dejando a un lado el Brazo Rico frente a su cara este, y del otro el Canal de los Témpanos frente a su cara norte. El Canal de los Témpanos se comunica con el Lago Argentino, pero el Brazo Rico queda cerrado, aumentando el volumen de agua por precipitaciones y deshielo. Llega un momento que la presión del agua es tal que consigue levantar el hielo y hacerlo flotar levemente. En ese momento se desencadena un fenómeno imparable. Por vasos comunicantes el agua va pasando del Brazo Rico al Canal de los Témpanos y va socavando el fondo del glaciar.

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Se va creando así un túnel abovedado que se va haciendo mayor con el tiempo por la acción del agua y del avance del glaciar. Llegado el punto, el puente de hielo cede desmoronandose una ingente masa de hielo sobre las aguas, provocando un espectáculo que llama la atención de miles de curiosos, expertos y televisiones. Como la naturaleza es caprichosa la última vez que sucedió este fenómeno fue en marzo del 2012 a las 3 AM, por lo que no pudo ser observado por nadie.
Para evitar desastres como el ocurrido en el pasado se instalaron unas pasarelas para observar el frente del glaciar desde la Península de Magallanes.

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La tercera circunstancia que hace tan especial a este glaciar es su fácil acceso a esta ingente masa de hielo sobre(252 km2). Desde Puerto de Bajo las Sombras sale un catamaran operado por Hielo y Aventura que cruza el Brazo Rico y te deja en la orilla opuesta junto al hielo. Desde ahí puedes hacer un minitrekking por el hielo o, sí ya tienes experiencia y forma física, hacerte un circuito de todo el día llamado Big Ice, y allá que fuimos nosotros.

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De los 50 que íbamos nos separaron en grupos de 10. Subimos durante una hora por las morrenas laterales hasta alcanzar el acceso al hielo. Nos repartieron crampones (grampones para ellos) unas instrucciones muy básicas y al hielo.

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Fuimos guiados por una chica (Luny o algo así) y un chico (Tano) que nos controlaba por los laterales. Luny era un poco sería pero simpática, y me costaba sacarle información hasta aplicando la técnica de Dani de preguntar hasta por lo que sé. Era la que había diseñado una ruta m a la que había, y que se internab más en el glaciar en lugar de recorrer su flanco. Se la estaba enseñando a Tano y se notaba que se orientaba de maravilla (me encantan las mujeres que se orientan bien).

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A falta de ver datos del GPS recoreriamos unos 5 km sobre el hielo en unas 4 horas parando a comer junto a una lagunita donde pudimos tomar agua. Pudimos observar sumideros y profundisimas grietas de un mágico azul que sé difuminaba, pero era demasiado pronto aún para las cuevas de hielo, en otro glaciar será.

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Fue interesante, completo y espectacular, no entraré en compararlo con otros, en este se podía ver una inmensidad blanca que nos rodeaba por completo, pero quizá al final se haga algo pesado. De todos modos entre minitrekking y Big Ice, sin duda alguna éste último, al final te obsequian con un whisky on the rocks con hielo del Perito como no podía ser de otra forma.

Pero en el Parque Nacional (100 pesos la entrada - 16 €) el Perito Moreno no es el único glaciar. Al día siguiente tomamos el crucero que recorre los glaciares más accesibles. Sale desde Punta Bandera (aquí Francisco Moreno en su etapa de explorador clavó por primera vez la bandera argentina sin haber llegado a divisar el glaciar que hoy lleva su nombre) y recorre primeramente el largo Canal Upsala. Sorteando iceberg acaba llegando al frente del gran glaciar Upsala, uno de los más extensos del parque. A mi me recordó un poco al de Islandia, tendré que comparar los datos de superficie y anchura. Pero la percepción es que se extiende hasta muy arriba en la cumbres de los Andes. A pesar de su inmensidad sufre un gran retroceso relativo, de un km anual que hace que navegaramos por donde los mapas indican la existencia del glaciar.
Deshicimos parte del camino mientras observamos los grandes tempamos que se desprenden del Upsala. Estos iceberg están en continuo equilibrio. No es agua congelada sino nieve compactada, por lo que en su interior guarda pequeñas burbujas de aire. La diferente absorción de la luz de estas burbujas confiere al hielo las tonalidades azules. El hielo que vemos por encima del agua es un 10 % de su masa total la cual se va perdiendo conforme se derrite. La masa en continuo equilibrio hace que se pueda voltear el témpano, dejando al descubierto el hielo más azul que se encontraba sumermamos así al Canal Spegazzini y primeramente nos encontramos a mano derecha con uno de los glaciares más didácticos: el glaciar Seco, colgado sobre el canal este glaciar de montaña sufre un severo retroceso que se puede observar en la vegetación y la roca afectada por la acción del glaciar. Además, debido a su pequeño tamaño, se puede apreciar muy bien la i de U del valle colgado.
Un poco más adelante podemos encontrar otro glaciar de montaña muy llamativo: el glaciar Peineta, y qué bien tiene puesto el nombre pues se descuelga desde las cumbres como si de una peineta encima de una tonadillera se tratara.
Junto a él el glaciar de valle Spagazzini, el que posee el frente más alto de todos los que comprenden el parque. Además nos deleitó con unos espectaculares y estruendosos desprendimientos.

Tocaba deshacer buena parte del camino para desviarse por el Canal de los Tempanos para llegar hasta la cara norte del Perito Moreno. Recorrimos buena parte de la anchura del frente mientras nos contaban que Francisco Moreno fue un explorador argentino que trabajo como perito en las delimitaciones fronterizas entre Chile y Argentina en plenas cumbres de los Andes.

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Con esto poníamos fin a la visita de los glaciares de la parte sur del Parque Nacional.

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